El blog de Pucca está en obras. Vuelvo pronto, ya casi queda

31 agosto 2006

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Día difícil

¿Sentirá lo mismo la planta cuando su tallo se quiebra? ¿Sufrirá lo mismo un grillo cuando es silenciado con violencia? Tal vez. Aunque solo el ser que se sabe roto o aplastado sabe si sabe lo que se siente.

Sería genial tener la seguridad de que lo que pide mi cuerpo es una metamorfosis. Que la piel de oruga se está cayendo, que el soporte de las alas piden espacio y es eso lo que duele. Sería genial encontrar lo maravilloso a este momento.

Lo intento, sin embargo, es tan difícil. Pensar en vida y salud, cuando hay tanto dolor en mi cuerpo y en mi alma, es como querer barrer el desierto. Cada intento solo me lleva a mayor impotencia, voy creando montones de arena aquí, allá.

He sentido esto y tengo la seguridad de que pasará…al olvido, a la historia. Pasará y, solo pasará, en el camino del tiempo, de "rait" en los días, aunque sea de "mosquita" pero lo hará.

23 agosto 2006

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Lo que amo

Amo un chocolate dulce, sabor a leche, sobre todo cuando siento ardor en la garganta o cuando estoy triste.

Amo una coca fría, con todo el gas de su envasado. Es perfecta cuando sólo hay necesidad de esta, de una buena coca.

Amo estar en el agua y dejarme llevar por mis brazadas, que el tiempo tome nuevo ritmo, que no pase nada solo agua alrededor.

Amo un buen café por la mañana y todavía en la cama.

Amo manejar en carretera, con buen tiempo, música a buen volumen y, yo, cantando aún más fuerte.

Amo dormir una buena siesta, no todo los días, sino una de vez en cuando. De esas reparadoras, que hacen el break justo del día.

Amo reír. Tener carcajadas hasta pedir basta.

Amo echar carilla, hacer de la vida un guión de caricatura, en donde lo que suceda sea tan ilógico que me haga reír.

Amo escribir, realizar monólogos escritos que me faciliten luego mis diálogos. disfruto mientras lo hago, cuando termino y más aún cuando lo leo lo que escribí.

Amo escuchar lo que pasa en los días de la gente que quiero. Amo más saber que están bien, pero aún así amo saber.

Amo filosofar respecto a las motivaciones y miedos que tenemos cuando decimos, hacemos, decidimos y callamos.

Amo amanecer rodeada de mi mamá, hermanas, tíos, primos, abuelito, y saber que el día seguirá así.

Amo platicar con mi nana, descubrir cada día que me conoce tanto que la plática es un mero protocolo.

Amo perderme en la lectura de un buen libro. Crear caras, vestido, manera de andar, lugares.

Amo estar sentada en la playa, sentir la brisa, escuchar las olas e intentar descubrir cuándo y en donde el agua se empezará a doblar.

Amo un buen beso, aquel que hace el parte aguas en un día, en la vida.

Amo un buen pedazo de carne, jugosa, en un buen término. Disfrutar cada bocado como si fuera el primero.

Amo entrar y permanecer en una librería. Descubrir todos los temas sobre los que puede haber algún libro. Recorrer pasillos esperando que el mejor libro que nunca haya visto, se presente ahí, rodeado de luces, solo para mí.

Amo sentirme hermosa, sentir que en mi mirada hay luz. Creer que mi cabello está justo como debe estar.

Amo el helado de chocolate y si es posible, una malteada muy muy espesa de ese sabor.

Amo sentirme sana, disfrutar mi cuerpo.

Amo levantar la mano, cuando estoy de acuerdo en algo y recordar la campaña de manitas de coca cola.

Amo la sensación de un buen masaje, las manos que lo están haciendo, el olor de los aceites, la música. Amo dormir profundamente después.

Amo aprender teorías que me ayuden a construir las mías propias.

Amo dormir a medio día de invierno, cobijada de rayos del sol.

Amo dar un buen consejo, en el momento adecuado a la persona correcta.

Amo descansar, sólo descansar.

Amo tener una buena conversación. Amo que frecuentemente tengo una.

Amo saber que amo mucho y entender que si hay cosas tan simples que amo, entonces seguramente mañana podré descubrir mil cosas más que amar y, amaré.

20 agosto 2006

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Miedo a la vida

Desde hace varios años no temo morir. Que suceda,es lo único seguro que tengo. Creo que mis amores han recibido suficiente de mi y yo me he derramado de tanto cariño. No quiero morir, pero no temo hacerlo. Podría pensarse que soy valiente, temeraria y desafiante a algo que muchos temen. Pero no, no lo soy.

Sí tengo miedos y hay uno muy especial. Me da miedo lo que sucede mientras no haya muerte. La vida y sus inconsistencias. La vida, de manera constante, regala y quita. Pone en el camino patines para fluir mejor en el asfalto de los días y adereza los momentos con limón y chilito. Pero, también, provoca esas llamadas agrias por teléfono y desaparece la paz ante la invasión de preguntas: ¿por qué? ¿qué pasará?, etc.

Soy muy muy cobarde. Temo a la vida. Me atemoriza saber que cuando he logrado la mezcla perfecta para matizar mi vida, la vida, no la mía, sino la que todos vivimos, me cachetea. Me obliga a tener nuevas visiones. Ya lo decía yo en mi descripción del blog: no sigo un plan, sigo los días. Y eso es porque los planes están solo en dos de mis neuronas, a la vida le importa un bledo lo que quiero. Es más, nunca me lo ha preguntado. Solo cada mañana ambas amanecemos y seguimos el día. Yo tomo decisiones y si le parecen lo mejor, acepta. Pero si cree que necesito lecciones para ser mejor persona, alinea planetas, desgasta vértebras, altera hormonas, para que yo aprenda.

Como no tengo manera de hablar con ella, aquí mismo le dejo el mensaje. Vida mía, si he de aprender mil cosas más, adelante. Embelécete arruinando mis planes. Disfruta abrir nuevos caminos para mi. Disfruta cerrar otros tantos. No me da miedo aprender a ser mejor. A lo que temo son a tus maneras. No te ofendas, pero en mi humilde opinión, a veces ya ni la chingas.

Ándale, sigue de creativa. De ti diremos muchas cosas, de mi, diré que al menos lo intento. Intento caminar tus caminos espinosos, intento dormir en tus noches dolorosas, intento salvar mi cuerpo corroído, intento respirar el aire a veces angustiante que me das. Intentarlo ya es mi victoria.

Además, sé que siempre hay una parte en que regalas. Y, aunque ya he recibido muchos regalos de ti, estoy segura de que vendrán más. Vendrá lo que sabes que quiero y lo que sabes que no sé que quiero. Por eso digo, ándale, sigue de creativa y sorpréndeme.

18 agosto 2006

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Solo para nadadores

Es todo un tema lo que sucede dentro del agua. No solo el cuerpo pesa menos, las emociones también. Mientras que los pensamientos tienen vía rápida, libre y sin entronques.

Esta idea la traigo desde hace meses. Incluso ha sido algo que comparto y, en alegres casos, encuentro respaldo de dicha idea. Sin embargo, no me había preguntado el por qué.

Y, de hecho, no lo hice. Fue un veinte acuático que cayó sin que yo lo provocara. Estaba ahí, en mi rutina, sumergida en concentración, mis pendientes y agua. De pronto empecé a hacer un check list sobre lo que sucedia.

Mis ojos debidamente protegidos, ven burbujas, señalizaciones de distancia, pero sobre todo, ven agua. Mis labios se abren cada 6 tiempos para luego sumergirse de nuevo, sin perder el sabor a agua. Mi nariz deja ir el aire e impide el paso de agua, alcanza a oler, huele a agua. Mi piel está vestida en una tela más suave que la seda y más abrigadora que el algodón; es agua ese vestido. Cuando respiro, escucho el pasar del agua, cuando me sumerjo, sigo escuchando agua, burbujas, burbujas de aire, en agua. Son cinco sentidos. Los cinco están envueltos en agua. Están saturados de estímulos, absortos en ellos.

Ahora entiendo por qué no hay cabida para otro sentir. Allá abajo no siento intensamente como lo hago acá arriba. Allá abajo estoy cobija
tida, ocupada, entregada. Allá abajo no hay alegría o tristeza desbordada. Allá abajo no hay lugar para ello. Allá abajo, estamos mis pensamientos, yo y agua.

17 agosto 2006

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Paroles, paroles, paroles

Hoy descubrí que no me entiendo muy bien telefónicamente. Ni entiendo al que me habla. Algo me queda claro, se trata de mi. De una incapacidad mía. De mi a mi y de ti para mi.

Por un lado, el canal, limita las rutas de mis pensamientos. Actúa como un débil embudo y solo deja pasar palabras y frases a medias, mezclando varias ideas. Por otro lado, escucho palabras, intento armar frases, entenderlas pero no tengo mayor información. En mi entrenamiento, aprendí que lo que decimos no verbalmente dice más que lo que las palabras dicen. Nuevamente el sistema limita.

De la retroalimentación ni hablamos. Me es difícil saber cuándo mi interlocutor está comprendiendo mi mensaje y, menos, puedo detectar la pausa adecuada para hacerle saber que recibí su mensaje.

Vienen palabras...Van palabras. Las ideas, quien sabe si aterricen íntegras. Cuando cada idea tiene la envoltura de un sentimiento ya no hay garantía de que llegue a salvo. Amor, enojo, tristeza, apatía, como sea, el color del moño puede aparentar otra intención del regalo.

Hoy escuché tantas frases, todas de ideas tan lejanas, que he quedado confundida. No puedo concluir con mi tan usado "el punto es...". Me declaro incompetente, que me reemplacen, que me cambien por una computadora o que me reseteen. Pido perdón por no haber entendido ¿Me lo puede repetir todo por favor?

Hasta que no resuelva ésta incapacidad, haré huelga telefónica. Si me quieren contactar, estaré haciendo plantón en mi computadora, que ahora resulta tiene batería defectuosa. No panda el cúnico si aparezco "No conectado". Así estoy y que.

14 agosto 2006

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Reflejo

Me acerqué a ti lentamente. Sabía que te vería el día de hoy. No imaginaba lo difícil que sería. Tu dulce mirar fue lo último que vi de ti. Tu cabello cayendo sobre la cara. Tus labios gruesos, carnosos, sonriéndole a la vida. Tu cabeza inclinada hacia la derecha, dándome confianza. Eres igual que como te recordaba.

Nada cambió. Nada puede cambiar mucho en pocas horas. No, mientras no hablemos de ti. Tu siempre sorprendes. Últimamente cambiar es tu constante. Despiertas deseos de bienestar en los tuyos. Incitas a esperar, a esperarte, con esperanza.

Estoy lo más cerca de ti que puedo. Solo ahí, irremediablemente en contacto, levanto mi mirada y te encuentro, ahí, solo ahí. No decimos nada. El dulce mirar es un triste mirar. No fue necesario preguntar lo que te pasa. Yo sé quién te robó la sonrisa de hoy. El saber no me alivia. Al contrario, me duele tu mirar y me duele la verdad. No decimos nada. Sé tu dolor y sabes mi dolor. Los ojos son nuestra única piel, la única acariciable el día de hoy. Húmeda ante nuestro encuentro, me despido de ella. Adiós mi vida, te volveré a ver. Estará en mí, encontrarte la próxima vez sin esta tristeza. No agaches la mirada, no estas en soledad. Cuando quieras ven a mí, estoy por ti.

13 agosto 2006

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Voy y vengo

Me voy. No sé bien que sentimiento tengo al respecto. Es cierto que extrañaré el aroma de ésta ciudad. La variedad de sus lugares y horarios. El enorme cobijo de sus edificios. Gente y paredes que compartí. Espacios donde estuvo mi energía. Mis miradas están en estas calles, en estos árboles, en estos edificios, en estos espacios culturales, en tí, en mi futuro pasado.

Adiós ciudad que me vió nacer, luego me vió morir y no dejó que muriera para siempre. A Dios le encargo que la vida que me dió se la dé a mucha más gente. A ti que me abrazaste, que me escuchaste, que me acompañaste, que confiaste en mí, mil gracias. Gracias por coincidir. Al escuchar "Cd. de México" te recordaré con mucho cariño.

Entre el voy y vengo, está la preparación. Revisar minuciosamente qué hay, qué sirve, qué quiero, qué no quiero, qué uso y qué no uso, ni usaré. Pongamos ésto en tres panoramas: mi casa, mis cosas y mi vida. La primera y la segunda revisión van bastante bien. Ha salido mucha basura. Temo que sea igual en la tercera. Si es para quedar en orden y limpia, que sea así.

Y... vengo a donde es mi lugar. Es temporal, lo sé, aún así lo festejo, aún así lo disfruto. Esto es como una caseta de autopista. Sé que falta camino, pero agradezco el descanso. Bajo la velocidad, veo los retrovisores, pero sobre todo, me fijo si hay algo que necesita revisión. Hago escala técnica y voy por mis insumos. En estas pausas no volteas a ver los otros automóviles, lo importante es el tuyo.

Encuentro una gran recompensa en darme un tiempo. Tiempo para mí y los míos. Mi para mi, mi para ellos, ellos para mi. Sobre todo, que se trate de eso, de mi.

Voy y vengo, como siempre en esta vida. Ningún alma es estática. Siempre estamos volando de un pensamiento a otro, del sentimiento de enfrente, al sentimiento de atrás. Me gustan los cambios y sea éste el pretexto para sonreír.

Sonrío por tener la oportunidad y la vida, de ser quien soy.

09 agosto 2006

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Noche de sentidos

Al volante, una noche cualquiera de un día cualquiera, recibí el regalo.

Se ha terminado la jornada, no hice mucho, de hecho, solo hice dos cosas. Pero fueron dos grandes cosas. Alimenté el alma con una gran conversación en gran amistad. Y, alimenté el cuerpo con intenso ejercicio. Con saldo a favor, podía haber terminado el día así.

Satisfecha manejo hacia mi morada nocturna. Faltan solo tres bloques para llegar, cuando, respiro algo que me gusta, levanto la mirada y no encuentro estrellas. Están ahí, pero no las veo. Sin embargo, en el cielo está ella. Majestuosa, pura, altanera.

Seguro que alguna vez la vi así. No me acuerdo la fecha. Tal vez fueron muchas veces. No importa. Lo majestuoso no tiene una primera o quinta vez. Solo existe. Me detengo, mi vista no puede sino estar en ella. Mis otros sentidos corroen de envidia y cedo para que tengan lo suyo.

Con el paisaje detenido, sin más música que la noche, me entrego al placer. Cierro los ojos y respiro la frescura de la oscuridad. Disfruto la acariciante paz del no ir, del no venir, de nada, de nadie. Paladeo la caída del caos. Y, más allá de mis cinco sentidos, se alerta uno más. El saber sin conocer, de que esto es y, estoy para ser.

Abro los ojos y ahí está. Un paternal negro cobijando a la luna. Ella, soberbia, humilde, parece que no solo ilumina la noche de hoy, se eleva como si iluminara vidas enteras. Orgullosa, no teme desaparecer. Entonces, recuerdo que, con mi papá, cantábamos Luna, mentirosa luna.

Siete u ocho sentidos ahora están dirigidos a ti, luna. Te los ofrezco porque bien los mereces el día de hoy. Por ti, siento que siento, pienso en los recuerdos, me asombro y amo ser. Me he mimetizado de ti. Parto ahora, majestuosa, pura, altanera, como tú.

06 agosto 2006

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Por favor no digas nada

Por favor no digas nada. Déja que el silencio borre tu intranquilidad. Siente como mi mirada limpia tu confusión. Es tiempo de no pensar, no sentir, no decidir. Vive ésto.

Por favor no digas nada. No insistas al conflicto. Por favor no te alejes de mi. Disfruta el momento que pudiera ser el último. Alimenta tu presente con mi histora. Por favor no me alejes de ti. Permite que el hoy fluya con nuestra respiración.

Por favor no digas nada. No atormentes mis suspiros. Por favor no digas lo que piensas. No importa por el momento. Por favor no pienses lo que digas. No frenes el sentir con la razón.

Por favor no digas nada. Abrázame. Dime con tus brazos que no te irás. Convence con tu calor a mi miedo incesante. Por favor no digas nada. Sé que es mi momento de perder. Por favor no digas nada. Gané mucho con esta historia.

Por favor no digas nada. Mañana no quiero recordar tus palabras de hoy. Quiero conservar la luz que me provocaba tu presencia. Por favor no arruines mi futuro. Déja que en él viva un recuerdo. Un recuerdo lleno de tus abrazos, de tu mirada y de tus manos. Por favor ama el silencio.

Por favor no digas nada. La vida se escurre y lo comprendo.

05 agosto 2006

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la frase del día



La vida es demasiado corta


Good Bye









01 agosto 2006

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Gracias giro cingulado anterior

Desde hace más de 10 meses es común que la gente con la que convivo me pregunte en qué nivel estoy, contando del uno al diez. Estar en un diez implica que debo ir al hospital. Cuando ando en un rango de ocho a nueve, me acuesto y me tomo con calma el día. Mi estándar anda entre un siete y cuatro. El cuatro es un regalo del cielo, con ese nivel estoy feliz.

Desde hace tiempo mi respuesta ante un ¿cómo estás?, ha variado de manera importante.
El dolor sigue igual, pero estoy de mejor ánimo.

Según mi diario del dolor, hoy me encuentro en un nivel muy común en este año. En el mismo diario hay evidencia de porque cambio mi respuesta.

Comparando lo escrito cada que tenía un siete de dolor, me sorprendí. No reproduciré en este espacio las letras adoloridas, sobre todo, porque ya tienen un lugar que las cobija. Lo que si haré, es un análisis del cambio que encontré.

Efectivamente, aunque el nivel sea el mismo, las palabras y sentimientos han cambiado. El dolor en el alma ha cambiado. Hay menos frases que se arrastran en el papel. Menos tinta corrida por una lágrima. Más visión hacia un mañana. Me alegra haber adoptado este diario y descubrir esto.

Hay respuestas claras al por qué hubo este cambio. Ahora hay menos incertidumbre. Ya sabemos cuánto puede durar esto. He descubierto que hay un mundo afuera de las organizaciones. Ya estoy haciendo ejercicio y con ello, seguramente generando endorfinas. También, invertí mi tiempo para tener hermosos encuentros y reencuentros. Ah Claro!!! Tiene un gran mérito que los de las batas blancas encontraron el cóctel adecuado.

Podría estar tranquila con estas explicaciones, pero ya sabes como soy. ¡Bien sabe cómo! Diríamos en la familia. Me gusta tener explicaciones biológicas, químicas y psicológicas de los asuntos. Y si este es el tema, pues más.

Resulta que he encontrado al señor que se encarga de todo. Se llama giro cingulado anterior y vive en el sistema límbico. Es cuatísimo de otras seres cerebrales. Trabaja en relaciones públicas, en el área emocional y motriz. Pero, se destaca por tener tres proyectos importantísimos en el tema:

* Determina el significado emocional del dolor.
* Pone en marcha una respuesta motriz ante el estímulo doloroso
* Aprende a predecir y evitar el dolor.

Maravilloso que exista no? Me encanta conocerlo, sabía que alguien hacia este trabajo, pero hasta ahora no tenía cara. Es un trabajo que me ha mantenido cuerda. Gracias de corazón. Hago un reconocimiento público a tan eficiente señor porque, lento, pero ha hecho su chamba muy bien. Que Dios me lo proteja mucho para que siga aprendiendo.

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Dualidad




Llega la oscuridad
Huele diferente
El ambiente cambia
Te atrapa el escalofrío.


Buscas protección
Cualquier techo sirve
Incluso, un abrazo,
Sería bienvenido.

El paisaje se trasforma
Solo Dios sabe por cuanto
No hay más que hacer
Esperar, es lo único.

No es una maldición
Ni siquiera una muerte
No se trata de falta de amor
Ni algo de la mente.

Es una bendición al día
Frescura y humedad
Ruido que no contamina
Agua a saciedad.

Es lluvia,no te asustes
Viene y se va
Ama la oscuridad,
También se irá.