El blog de Pucca está en obras. Vuelvo pronto, ya casi queda

28 septiembre 2006

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Pienso

Pienso. Pienso mucho. Al menos, tengo la cabeza llena de cosas. Espero que eso cuente como pensar. Por eso, pocas veces en mi vida me he sentido aburrida. Siempre encuentro en mí ideas, sueños, fantasías. El presente lo puedo volver surrealista, bizarro y/o divertido. Sucede, dentro de mí. Afuera, filtro los estímulos, les doy un orden, una prioridad y, solo entonces, genero ideas. Ideas cuerdas, locas, serias, divertidas, cuestionadoras.

Cosecho deliciosos frutos de este proceso. Cuando tomo decisiones es porque ya valoré lo que gano y lo que descarto con cada opción. Pocas veces me he arrepentido. Las consecuencias, sean las que sean, previstas o no, las asumo. Y suena genial.

Sí, sonaría genial si estuviéramos hablando de una coladera de ideas. De un procesador de información. De una máquina perfecta que recibe información y la toma como tal. Sin reacciones ante la información. CASA, pasa como CASA. No aparecen imágenes, recuerdos. CASA, sólo es CASA, sin asociaciones.

Me desengaño y confieso. No funciono así. He aprendido a racionalizar la mayoría de las cosas que suceden a mi alrededor. Pero, mi esencia no es así. Mi piel percibe cambios de energía. Siempre estoy corriendo el riesgo de que cualquier dato desate cientos de asociaciones. Y no son cientos de datos adicionales, sino que pueden ser sentíres del cuerpo y sentíres del alma. Mi esencia es sentir.

Sentir lo ubicamos en el corazón. En el pecho. En nuestro centro. Sin embargo, el sentir como motivación se genera en el cerebro. El sentir corazonadas, nacen de lo reptiliano del cerebro. El sentir quebranto, dolor y angustia, desata en el cerebro síntomas físicos que ubicamos claramente en el tórax. Pero, siempre, un sentir, se trata del cerebro.

Investigo si podré aprender a filtrar, a colar el sentir. Que así como cualquier decisión de lo racional, tenga pasos. Que sea yo quien sienta prioridades. Que sea yo quien sienta que sirve y que no. Que deje esta continua lucha en que pretendo que lo racional domine a los sentimientos. Estúpida y desgastante lucha.

Imagino volver a la esencia. Encontrar mi forma más pura. Lo que había aquí antes de contaminarme de la razón. Aquello que no pretendo ser, sino que soy de manera fluida. Imagino que me protegí, que asumí ciertos aprendizajes porque creí que me hacían falta. Y seguramente así era.

Por ahora pretendo hacer ese viaje. Tener de frente mi esencia. Dejarme sentir. Vivir sintiendo. Sentir que vivo. Saber que siento. No tener frío ante la vulnerabilidad. Verme humilde con orgullo. Convencerme que sentir no es ser débil. Sentir en mis piernas el peso y la fuerza que se necesita para decidir sentir.

Cuando logre ver a través de mi. Sin que haya materia, ni obstáculos. Me gustaría volver a aprender. Adquirir la habilidad de no dejar de sentir, mientras no dejo de pensar. Pensar integralmente.

Una especie de teoría holística del pensamiento. Que en el pensamiento, sin pleitos, vaya ligado, claramente, el sentimiento. Volver a decir que pienso. Y, que ese pienso, asegure que siento. Pienso que siento. Siento pensar. Pienso lo que siento. Siento el pensamiento. No, siento y pienso.

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