El blog de Pucca está en obras. Vuelvo pronto, ya casi queda

27 febrero 2007

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¿Por qué no se conforman con mi nombre?



¿De donde soy? Por ahora, no me angustio. Aquí, no importa si nací en el D.F., ni si viví 9 años en Sinaloa. Tampoco es problema si viví 16 años en León, pero los últimos 5 años fueron en la ciudad de México. Este tema me ponía siempre en aprietos. ¿De donde soy? Uts!!! Era complicado.

No soy del D.F. porque no me comporto 100 % como tal. Tampoco soy de Sinaloa, mi acento me desmentiría si dijera tal cosa. Soy más de Salvatierra porque ahí fueron mis primeras fiestas, mi primera peda y ahí salía a dar la vuelta. Y ¿cómo no decir que soy de León? si ahí tengo tantas cosas maravillosas, gente que amo y, Dios quiera, futuro. Pero ni nací, ni pasé mi niñez ahí.

Pues mientras esté fuera de México, no hay de otra. Soy “La Mexicana”. Sí, así como la película, que sinceramente nunca se me antojó ver. Según dicen, cumplo con los requisitos. Morena, pelo negro, largo, medio ondulado, jacarandosa y desmadrosa (no es el término que usan, pero esa es la idea).

Lo que fue un poco más difícil de resolver fue la raza. Resulta que para pedir información o hacer cualquier trámite, debo señalar a que raza pertenezco. ¡Trigueña por supuesto! Pues no, no aceptan esta raza, mucho menos cuando me voltean a ver. ¡Ah chingao! Pues de chiquita, mi hermana me decía que era mongola, pero tal vez no se refería a la raza, porque la regañaban por decirme así.

La verdad es que no recuerdo haber escrito el tipo de raza que soy. Pero acá, si lo he tenido que hacer. Al principio, cuando la opción de “otros” me sentía a salvo. Según yo las razas eran caucasoide, mongoloide, negroide y australoide. Ajá, pero acá me ponen a elegir entre 15 o 20. Y no cumplo los requisitos de ninguna. Así que cuando no hay un “otros”, sino una rayita para que yo ponga la raza, inventaba: “latinoamericana, caribeña, hispana”.

Cuando lo consulto con otros que no son los de la lista, me dicen lo mismo, inventan. Así que un sábado, en el break, le pregunté a John, mi profe de Inglés. Hizo un repaso de historia de “America”, porque así le llaman a E.U. Medio le platiqué el pedo de la conquista, y con ambas historias llegó a la conclusión: “eres indígena con mezcla de blanco africano”. Uts!!! Medio entiendo, cuando le dice a Sergio que él, precisamente es blanco con mezcla africana.


Para dar una idea de cómo es Sergio, mis compañeras chinas, dice que Sergio se parece a David Beckham (la carrilla, la guardo para otra ocasión). Justo hoy, decíamos que ¡claro! Como los españoles no son transparentes como los ingleses, entonces eran blancos con mezcla africana.

Ante toda la discusión, me doy cuenta que soy neófita en el tema. Seguramente porque estaba fuera de mi contexto. Pero ya no. No puedo andar por la vida dudando sobre mi raza. Mucho menos si caigo en la idea de que la gente se mata por ser de una raza o de otra. ¡Que irresponsable he sido! Por ahora, me queda claro que soy “mestiza”. ¡A webo! Lo vi en la escuela ¿cómo lo pude olvidar?. Solo me falta investigar si ese término es aceptado, o si, como dice John, debo decir que soy “indígena con mezcla de blanco africano”.

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