El blog de Pucca está en obras. Vuelvo pronto, ya casi queda

29 abril 2007

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Felicidades

Día del niño, día de ellos, de dulce, de colores, de juegos, de festivales…día de nosotros. En mi casa, cada 30 de abril es importante, de entrada es santo de María Joaquina, y lo era de mi papá. A parte de eso, mi nana siempre nos felicita, para ella siempre somos “sus niñas”. Así nos conoce su familia, así habla de nosotros, así nos quiere. Mi mamá también nos felicita, “sus chiquillas”, así nos llama.


En el colegio, a veces me peinaba de dos colitas (ya en prepa), en el trabajo regalaba paletas u organizaba festejos para los hijos de los trabajadores… o sea siempre he festejado el día del niño. Ese día, más que nunca, me gusta sentirme niña, ingenua, sin malicia, sonriente. El día del niño, es mi día también. Me hace recordar que la vida es para disfrutarla, que un adulto se divierte, también, si camina por la orilla de la banqueta, intentando no pisar las rayas que hay en el cemento.


El día del niño me recuerda todo lo que da un niño. El ofrecimiento de regalo que dan, es de la más pura entrega. A veces regalan su más preciado tesoro cuando quieren poner a su mamá feliz. Sus ocurrencias hacen olvidar los problemas de gastos. La ternura de su pequeña manita tomada de la tuya te hace sentir grande. La transparencia de sus sentimientos nos recuerda lo complejos que somos. Pero sobre todo, un niño nos llena de vida. Cada sonrisa que nos sacan, es como regalarnos 2 años de vida. Nada en esta vida es tan hermoso como la sonrisa de un niño. Nada es tan curativo.


En mi vida he sido afortunada de siempre tener cerca un peque para disfrutar. Primero, mi hermanita (ahora es más mi generala que hermanita, pero antes era pequeña), luego mis primos, luego l@s hij@s de los amig@s y por supuesto, mis sobrin@s. A todos los he admirado, he disfrutado sus movimientos, sus gracias, he sentido su piel suavecita y el día de hoy, les agradezco estar viva gracias a ellos, gracias a cada sonrisa que me ha dado años. Creo que mientras haya niños, yo tendré esperanza.


Feliz Día del Niño gente. Disfrutaré los niños que hay alrededor, me aliméntaré de ellos. Apapacharé a la niña que un día fuí. Espero hoy dar esa sonrisa transparente, como de niño. Espero hoy poder decir “te quiero” con la espontaneidad de un niño. Espero rescatar un poco de ternura, como cuando era niña. Espero que me duela el estómago de reír. En fin… quiero celebrar el día del niño, siendo una mujer festejando a la niña.

25 abril 2007

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Llegó la sentencia


Fue una historia llena de esperanza, de sed de justicia, acompañada siempre de dolor e impotencia. En septiembre del 2004 supe que algo no andaba bien. Después pasar por año y medio de rehabilitación, no lograba estar bien. Me veía reflejada en algún espejo y aún no me reconocía. “Pilitronic”, eso era.

Un día, el dolor fue insoportable, primero por primera vez en mi vida, pedí permiso en el trabajo para irme a mi casa. Llegando a ella pedí ir a un hospital. Llegando ahí ya no tenía ganas de pedir nada, nunca había sentido esa sensación de no soportarme a mi misma. Ahí empezó la verdadera aventura. El doctor, el que me había operado año y medio antes, tardó más de tres horas en llegar al hospital, pero por teléfono le insistía a mi esposo que no me ingresara por urgencias, que nos sentáramos en una sala de espera.

Tal vez después de dos horas y media, o las tres horas, la verdad no me acuerdo, ignorando al médico, nos presentamos en urgencias. De inmediato me ingresaron. Fueron tres días de morfina. Tres días de terapia física. Cada mañana y tarde, iban con los aparatos hasta mi cuarto para darme la terapia. Fueron tres días de tener en mi mano una pulserita roja, la cual indicaba que no debía moverme sin ayuda de una enfermera. Andaba en el avión gacho (neta no sé porque la gente se hace adicta a la morfina) todo el día.

Un día, tal vez el segundo, fue a dar la ronda un médico residente. Era joven, tal vez de mi edad. Había pasado el día anterior y también me había encontrado sola. Además de las preguntas de rutina, de quedó a platicar conmigo. Le pedí que viera mis estudios y me diera su opinión ¿Qué me estaba pasando? ¿Por qué si el doctor que me atiende dice que estoy muy bien y yo siento, literalmente, mi espalda rota? No me gustó su cara. Me prometió comentar con un maestro mi caso. Al día siguiente me recomendó ver a otro neurocirujano, así, nada más. Ese día, en la noche, paso el doc….. ALTO me niego a seguirle llamando así… no quiero revelar el verdadero apodo antes del final, así que al señor que me operó la primera vez la columna y me atendió por dos años, me referiré a el como al “cuervo”, solo porque se parece a ese actor.

OK, entonces llega el cuervo a mi cuarto. Arturo estaba visitandome y se despide, le tomo la mano y le pido que por favor se quede. El cuervo dice que al día siguiente me daría de alta. ¿Diagnóstico? “Osteoporosis”. ¡Simón! Tipo alguien de 60 años, eso, a mis 30´s. Me dio la orden para el estudio que confirmaría el diagnóstico. Ahí, lloré de duda. ¿Cómo había pasado eso? Arturo tenía una gran cara de duda y entre que me daba klínex, hacía preguntas. Yo, que confío en él, me sentía en el fondo aliviada de que a él tampoco le cuadrara el asunto. Luego llegó JL y coincidió, algo olía raro. Al día siguiente, en el mismo hospital, JL con mis estudios en mano fue a consulta con un neurocirujano. "No se ve osteoporosis y necesita una cirugía su esposa".

Unos días después me instalé en León. Me mandaron a rehabilitación física. Mi madre y mi tío Paco, ambos médicos, dijeron “no, algo no está bien”. Cada día que pasaba yo caminaba con mayor dificultad y el dolor seguía ahí, a pesar de la morfina. Mi tío le habló a un amigo suyo, neurocirujano, y mi mamá me llevó a verlo. Sin dudarlo ni medio minuto, me dijo que requería una nueva cirugía. ¡otra! Le prometí pensarlo, a lo que el respondió que no me tomara mucho tiempo, porque estaba corriendo peligro a cada paso que daba. Mi cuello esta inestable. ¡Ah si! Para ese entonces ya teníamos los resultados de los estudios, no tenía nada de osteoporosis, ni de 60, ni de 50, ni de 40 años.

Al siguiente día, mi tío fue a mi casa. Estaba muy molesto, su amigo, le había hablado para darle su opinión. Lo que le dijo nunca se le dice a un paciente, pero aun amigo querido si. De inmediato, empezamos a solicitar citas con los neurocirujanos que tienen mayor reputación o buen puesto en los hospitales de México. Visitamos 7 u 8. Todos dijeron lo mismo. Necesitaba pronto una cirugía para estabilizar mi cuello, se había colapsado, se había roto, caído hacia delante y con eso, la vértebra de en medio se había fracturado. La cirugía no había seguido procedimientos conocidos en la neurocirugía.

El cuervo, me había quitado dos discos y no había puesto “calcita” alguna. Además me hizo una incisión detrás de mi cuello, para sujetar, con un material especial, 7 vértebras cervicales. El explicaba que era como amarrar una agujeta, esto era para sujetar la columna y así no tener que poner nada entre las vértebras donde había quitado los discos. Falló. La columna se cayó.

Las voces de indignación se empezaron a levantar. Aún así, quise darle la última oportunidad al cuervo. Como si fuera a consulta (de hecho necesitaba ir porque mi primera incapacidad por 15 días se terminaba ese día) le dije la verdad. Y le pedí su versión. “todos estos médicos me explicaron con dibujos lo que hay en mi cuello, y lo que necesitan hacer para evitar que en cualquier momento pueda quedar cuadrapléjica, por favor explíqueme usted”. Le dije esto mientras le ponía sobre su escritorio estudios y documentos firmados por cada doctor, donde daban su diagnóstico. Ni los leyó.

Se echó hacia atrás en su enorme asiento y dijo “Dame un mes, un mes en donde te ponga a hacer ejercicios con pesas y te vas a recuperar”. No, no le doy un mes. Tengo fresca toda la información que me han dado, tengo fresco su reciente diagnóstico errado. “Lo siento doctor, pero esto no se trata de darle a usted nada, esto se trata de mi salud”.

En dos días, fue tomar la decisión de quien sería el doctor que intentara salvar mi columna. Hice mi mapa mental para tomar la decisión. “Manos Mágicas Madrazo” fue el elegido. Entre otras cosas porque me dijo que no me iba a decir qué técnica o material iba a usar, eso lo decidiría en el quirófano, al ver el daño. Los demás me habían descrito paso por paso lo que harían. Cinco días después entré a quirófano. Las primeras horas son implaticables, me entenderán todos aquellos que hayan sufrido los efectos posteriores de la anestesia. Pero, había un buen síntoma, me quería levantar al baño.

Al día siguiente, me bañé yo sola, algo que, en la otra cirugía, pude hacer hasta después de los 60 días. No sabía que me habían hecho pero sentía mi cuello liberado. Esperé dos meses para ver que tanto había quedado restringido el movimiento de mi cuello, y para sorpresa mía, y de todos, tenía mucho más movimiento que después de la primera. Era impresionante, era como si me devolvieran la vida. No solo ya no parecía robotina sino que no había dolor, y todo había salido excelente. Finalmente, me quitaron la vértebra fracturada, me pusieron un injerto con donación de hueso, me quitaron un disco, y me sujetaron cuatro vértebras con una placa de titanio y 7 tornillos.

Hasta ahí, todos los consejos de demandar al primer doctor, los había escuchado pero no tomado. Primero, porque quería estar bien primero, lo importante ahí era yo, salvar mi cuello, mi cuerpo, planear el resto de mi vida. Mientras repasaba con la mente el departamento de México, para ver si podía vivir ahí, si tenía que usar por siempre una silla de ruedas, era difícil pensar, al mismo tiempo, en una demanda. También, dudaba hacerlo porque mi parte emocional insistía que es de humanos errar. La decisión fue definitiva cuando recordaba el dato de que yo no era la primera víctima de ese señor. Yo podía perdonar lo que me había hecho, pero ¿podía perdonarme, algún día, si permitía que alguien no tuviera ayuda como a mi me ayudó Madrazo? Así que, diez meses después, dada de alta y sintiéndome como nueva, renacida, lo hice.

Diciembre 2005 presento la queja ante la CONAMED (Comisión Nacional de Arbitraje Médico). En la primera parte, de conciliación, me tengo que sentar frente a frente con el, ahora apodado, “cuervo tuerce gente” (autoría intelectual de mi amiga Dena). Una noche antes de esa reunión, tenía mucho miedo, estaba temblando. El no llegó. En la siguiente reunión, su abogado me ofreció que fuera gratis a consulta con el doctor y así cerrábamos el asunto. Nomás porque no era chistoso, no me reí. En las siguientes reuniones mi mamá, JL y yo éramos un equipazo. Cuando uno se alteraba, otro lo calmaba y el otro distraía a los demás. Manejábamos términos médicos y legales, porque habíamos estudiado todo, mientras que la otra parte solo alegaba que el no se había equivocado.

A mediados del 2006, seguimos a la siguiente etapa el Arbitraje. Como pruebas, presentamos los dictámenes por escrito de más de cinco médicos, resonancias magnéticas, tomografías, rayos x, de antes y después de la primera cirugía, y luego de yo arreglada. También solicitamos que se presentara un video de la cirugía que siempre habló de tener el cuervo tuerce gente. Además, presentamos más de 30 material médico respecto a los procedimientos a seguir en el caso de mi diagnóstico inicial, que por cierto era nada, una baba. Entregamos fotocopia de recetas, facturas de la consulta, de hospitalización, cirugías y de todos los gastos que desde entonces habíamos hecho por mi estado. ¡Ah! Y una proyección económica de todos los gastos que de ese momento al resto de mi vida, gracias a su graciosada. El, presentó su currículo y el video.

Hoy 25 de abril del 2007 llega la sentencia a León. El, es culpable de no seguir los protocolos médicos adecuados y le piden me pague el monto de la cirugía que hizo “Manos Mágicas Madrazo”. Debo pensar varios minutos para definir si esta sentencia es buena o mala. Y muchos más minutos para descubrir exactamente, cuáles son los sentimientos que me provoca. Ahora que lo tengo claro, lo digo, esta sentencia significa:


1.- Que un grupo de neurocirujanos estudiaron las pruebas y, al igual que los doctores que visité aquel octubre, dice que ese señor no practicó la cirugía que debió hacer.

2.- Que, aunque lo declaran culpable, tuvieron evidencia de que mi estado actual es mucho mejor que los pronósticos de ese octubre. Mecánicamente mi columna está salvada. O sea, que ya estoy bien. A lo cual digo muy agradecida que sí, si estoy bien, pero no como estaba antes de el. Y, aunque no soy cuadraplégica, mi cuerpo, mi vida tiene restricciones que ante no tenía.

3.- Que la sentencia de la CONAMED, según entiendo, es más una recomendación hacia al médico. No lo puede obligar a cumplir.


O sea, todavía falta. Mi queja fue en dos sentidos, por mala praxia médica (que es un pendejo profesionalmente hablando) y por daño moral a mi vida. Y digo moral porque es el término legal, pero el daño es en muchos sentidos, de por vida necesito tomar al menos un medicamento por una raíz nerviosa que salió dañada; profesional, porque desde aquel octubre solo volví a trabajar 4 meses y luego, incapacidad y recomendación médica de cambio de estilo de vida; económica porque compro almohadas especiales, otros medicamentos que aún tomo, compresas, terapias, pagar una alberca para ir a nadar. En fin!!! si ya no puedo trabajar porque tuve el accidente de topar con el, pues que el pague por todo eso no?

En fin, de lo primero dicen que si, de lo segundo que no. Falta revisar los términos de la sentencia. Hasta ahora tenía “prohibido” acudir a una instancia legal o a un medio de comunicación, porque estaba en el proceso con la CONAMED, ahora que terminó habrá que ver que sigue o si le paramos.

A todo esto, hay algo muy importante hoy, recobro la confianza en una institución pública. Estudié tanto el caso, que no solo por ser la afectada, sino porque me volví una experta, estaba segura de que la cirugía se hizo mal. Hoy tengo un documento en donde unos peritos avalan eso. Me da gusto por mí, pero también por tanta gente que pone sus esperanzas en que alguien imparcial vea por sus intereses. Y qué mejor interés que el de la salud.

24 abril 2007

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Aborto, lo que yo digo


Hoy es el gran día y casi no alcanzo a opinar antes del momento importante. Trataré. Si, el aborto, o más bien la despenalización del aborto, que no es la misma discusión, según entiendo. Finalmente hoy quedará en la ley del DF si se castiga o no a las mujeres que aborten y a los médicos que las asistan.


Según me platican mis corresponsales, el DF está hecho un desgarriate, la gente anda en la calle defendiendo el derecho de la mujer a abortar (uts se acuerdan cuando se defendía el derecho de la mujer a votar) y aquellos que dicen que no, que no existe tal derecho.


Los últimos, que me parecen los radicales, realmente están en guerra. Sus armas van desde un chespirito que quiere conmovernos porque su mamá no lo aborto, amenazas de muerte a los diputados que voten a favor, ah! Y amenazas de excomunión, para éstos mismos. Es digno de mencionarse que faltaran argumentos, pero drama, si hay. Me imagino que en este grupo están los políticos en contra, pero armando banda con PROVIDA, la Iglesia y otras asociaciones que no se a que otra cosa se dedican. Imagino que ahí, mezclados andan los dueños de las clínicas donde se practica el aborto; si se depenaliza, ya no será negocio cobrar por el servicio y la discreción.


Me propongo escribir mi opinión.


Estoy a favor de la despenalización del aborto. Y digo si, porque no quiero que mueran desangradas más mujeres que fueron siendo víctimas de gente abusiva o ignorante, que les ofrece “ayuda”. Si deciden abortar, que no se tengan que esconder y que tengan oportunidad de la higiene y cuidados médicos adecuados.


Estoy a favor, porque después de pasar el doloroso momento de una violación, la mujer, a veces niña, tiene derecho a decir, a pensar con qué herramientas cuenta para afrontar el nacimiento y defender la dignidad del fruto de la violación. Después, tiene derecho a decidir y a recibir la ayuda, según la decisión que haya tomado.


Estoy a favor, siempre y cuando sea por la razón del párrafo anterior y por cuestiones de salud de la mujer embarazada o del bebé. Y aún así, la mujer tiene derecho a decidir. Por ejemplo, hoy es legal interrumpir el embarazo si hay evidencia de Síndrome de Down. Hay quienes lo hacen, yo digo ok, y hay quienes no lo interrumpen, yo digo ok. El punto es tener el derecho y ejercerlo.


Mi voto, no incluye el caso de “si cambia el proyecto de vida de la mujer”. No imagino qué mujer haya tenido un bebé y no cambie con eso, su proyecto de vida. Y no quiero que en mi país, se le de vuelo a la hilacha, ¡total! Existe el aborto legal. Hasta este momento, no encuentro un argumento para estar a favor de éste punto.


Hoy, al final del día, sabremos más. Veremos que dirán los representantes del pueblo. Veremos qué tan tolerantes serán los grupos defensores de una u otra postura. Veremos qué tanto la Iglesia logra hacer presión. Veremos y, tal vez lloraremos, si es que seguirá habiendo gente que implante un fríjol en la matriz, para que abra, crezca y provoqué así, el aborto, y en muchos casos, la muerte de la mujer.

Yo ya hablé... es lo que me toca.


15 abril 2007

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El impacto profesional de toda esposa

Si claro, ya había escuchado del tema. Que la mujer debe ser encantadora e inteligente para tener un buen desempeño social y así “su hombre” se proyecte en el entorno profesional. Una vez casada, no serán pocas las veces, que la mujer deje sus proyectos y compromisos, para cumplir con dicha labor. Deberá asistir a cuantos compromisos sociales decida el hombre. La justificación: “nos conviene” dice el hombre.

Y ese “nos conviene” viene cargado de la inclinación de cabeza unos 45%, levantado de ceja, derecha o izquierda (da igual), y el entendible tono de: “si quieres seguir saliendo de cafecito con tus amigas, comprar las cosas increíbles que encuentras en las tiendas, visitar a tu familia cuando se te pegue la gana y por supuesto, seguir llenando el mueble del baño con cremas para las cejas, los codos, la panza, la cara, las uñas, los pies, etc.”


Así, con ese tono, el hombre recuerda a la mujer su estado de vulnerabilidad, de dependencia económica, de hacerle entender que si él cae profesionalmente, ella cae con é. ¡Y claro! La mujer se tiene que tragar la frase “te conviene a ti”, pero no, no lo dice, porque eso implicaría decir, “yo puedo sobrevivir sin cafecitos, sin cremas y hasta sin ti”. El hombre puede recordarle todo el tiempo a la mujer que ella lo necesita, y la mujer no debe sacarlo de su error. Cualquier hombre enloquece ante esa aberrante verdad.


¿Por qué todo esto? Porque hoy tomábamos tranquilamente el sol, junto al lago, leyendo, en el pasto…

- Nos tenemos que ir.

- Ash, noooo. ¡Hace seis meses que no disfrutaba del sol! Por favor, ay que quedarnos.

- No. Ya habíamos quedado.

- Yo puedo romper mi palabra.

- Pues yo no.

- ¿Te quedas?...
Dice mientras se va calzando.

- Si, diles que me quedé en el sol. Se hizo un silencio. ¿Es muy importante ir a esa comida?

- Es gente con la que nos conviene relacionarnos. Así, con el "nos conviene" en el tono que he descrito.

Me levanto y mientras camino sobre el delicioso pasto, levanto la voz con mi retórica sobre el yugo matrimonial y sus implicaciones sociales y profesionales. Ahí está. Luego llego, lo escribo y me despido. Hay que arreglarse para que el hombre despunte profesionalmente. Pido que este escrito se muestre, sin alteraciones, en toda despedida de soltera. No quiero evitar matrimonios, solo quiero avisar sobre algunos puntos de los que no hablamos.

...4 horas después…

Con las prisas ni alcancé a publicar, así que heme aquí de vuelta. Ya fuimos, comimos y fui encantadora, bueno, un poco. La pasamos bien, sin embargo, el sol de hoy en el día ya lo perdí ¡era mío y lo dejé ir! Creo que era perfectamente justificable decir ¡mi esposa se quedó haciendo unas cosas! Sí, no era necesario dar detalles. Sus compañeros comensales no tendrían que saber que mis cosas, muy importantes, eran leer y tomar el sol. Se trataba especialmente de eso, de sol.

Me entero que esto durará hasta septiembre. La tan platicada época de calor de Bham, ha llegado. Desde ayer, salgo con un pantalón y playera ¡sin suéter!. (Subí evidencia de ayer) Nunca creí reportar esto, pero hace calor. Ya hasta necesito unos lentes de sol y sandalias. No es posible andar con zapatos y calcetas. Es increíble cómo el lugar que conocí gris y reseco, ahora es encantador con florecillas. La magia de la vida.

13 abril 2007

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Ora, no muevan

Es viernes 13 y, aunque no seamos supersticiosos, da un poco de miedo, si pues!!! pero no es pa temblar!!! O es que todos los acapulqueños movieron la panza al mismo tiempo? Neta que si, que susto. Hace años que no había un sismo tan fuerte. Hace años que la ciudad de México, y sus cuates, no vivían una sacudida tan fuerte. Hace años que el fantasma del 19 de septiembre de 1985 no se nos aparecía.


En los noticieros, dicen que no hay pedo. Se cayeron algunos transformadores y se colapsó una barda de una casa abandonada. Se fue la luz, se salió el agua, un incendio y eso si, mucha histeria. ¿Y cómo no? Si se siente re-gacho estar como en una sonaja de un bebé gigante. Y es un poco más dramático escuchar al edificio en donde vives. Sé que muchos de mis lectores nunca han escuchado tal cosa. ¡Pos no! Uno no espera conversar con paredes y ventanas. Pero, sucede, en un temblor ¡las paredes hablan!.


Luego está el cerebro, que pocas veces reacciona de inmediato. Los sismos que viví en el D.F. siempre me hacían pensar ¡Ay wey me estoy mareando! Pero el mareo dura unos 5 segundos, tal vez a los 10 ya cambiaba mi pensamiento ¿Qué pedo? Ya sé, hasta ahora mi madre estará diciendo que no hay necesidad de echar madres, pero el tema lo requiere madre, disculpa. Sigo. Entonces, salía de mi oficina y la gente estaba como en pausa. Capitalinos conocedores, alertaban sus sentidos, para calcular. Al verme salir así con mi cara de perdida, me decían “Tranquila, está temblando”. Y ¡claro! Esperaban que yo dijera ¡Ah bueno! Y regresara a trabajar. ¡Simón! Finalmente estaban las réplicas y el mareo todo el día. Era imposible olvidar que ese día tembló más temprano.


Recientemente, en el vigésimo aniversario del gran temblor, se informó que un sismo de la magnitud de éste acontecimiento, tiende a repetirse cada 20 años. No por nada, esta administración capitalina, hizo a Protección Civil, una Secretaría de Estado (del DF). A 22 años, se presenta uno mucho menos fuerte, pero nos hace recordar la advertencia. El secretario de Protección Civil dice que ahora la sociedad está mucho mejor preparada para enfrentar un sismo ¡No más faltaba que no! Dice que si alguien cree que haya daño en su casa o edificio, marquen, por favor, al 066. Al recibir la llamada, ellos irán a verificar si hay daño en las estructuras. Yo pienso, si les hablo, ¿vendrán a revisarme hasta Birmingham?

11 abril 2007

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La escúl

Hoy, casi ayer, me inscribí a un nuevo centro de lenguas... suena sucio... corrijo, a una escuela de idiomas... mejor. Durante abril, mayo y junio, estaré estudiando 15 horas por semana. De 1:30 a 17:00 todos los días. ¡Ah claro! No por estudiar, me iba a levantar temprano ¡no!.

La buena nueva se complementa con el nivel en el que califiqué. Hoy presenté el examen y... nivel intermedio. ¡No lo puedo creer! Entonces, ahora voy a ir todos los días a la escúl. Se llama "Brasshouse Language Centre". La neta, estoy emocionada. Muchas horas al día de inglés y nueva gente. Suena bien.

Aún debo organizarme para poder hacer, en el mismo tiempo, la monografía final del master. Por cierto!! ayer me autorizaron mi tema: Variaciones en el Envejecimiento Cerebral Normal. Con esa autorización , empieza a correr el término de 2 meses, que tengo para terminarlo. El día D es el 10 de junio y, salgo de clases de inglés, el 22 de junio.

En otros asuntos... parece que voy pronto a México. ¿De qué depende? ¡Básicamente! de harta cosa. El pretexto, es la reunión que conmemora los 15 años de que la generación salió de la prestigiosa prepa de las teresianas. Falta ver cuándo la programa el che comité. Falta ver qué noticias hay en junio respecto al doctorado de mi marido. Falta encontrar un vuelo redondo en menos de 600 libras. Osea yo digo ¡aikir! pero los detalles no están ultimados.


08 abril 2007

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Louvre



Estuve ahí otra vez. Ahora no fue visita virtual, estuve ahí, mi cuerpecito ocupó su espacio, mis piecitos subieron y bajaron en él, y mis ojitos brillaron de emoción. Tanta cosa junta. Tanta cosa creada en tanto tiempo, por tanta gente, tantos pueblos, existentes y desaparecidos. Todo ahí puesto para mi y los que vayan.

Me parece que reventaré de tanta belleza. Quisiera fundirme en estas piedras, evaporarme de ellas con un toque de belleza y eternidad.

¿Qué que fue lo que más me impresionó?... Ahí va….

Los griegos

Con la belleza de músculos y la perfección de los pliegues en la ropa. Todo en bronce o mármol. Imagino el esmero para esculpir la nariz y las ondulaciones de pelo, de cada obra.


Los egipcios

Relieves que me cuentan la historia. Esplendor de vida y, aún más, de muerte. El maquillaje de sus ojos. Su jerarquía. Por ejemplo, las tumbas, como arte funerario, pertenecieron primero al rey, luego, a todo aquél que pudiera pagar por ello.

La momificación de sus muertos, impresionante, es para mantener el cuerpo, y para que con ello, se permita la comunicación de quien murió, con los vivos. En los ataúdes, se marcan los símbolos de los dioses que protegerán a éste, en los peligros del más allá.


Sus visitantes

Louvre tiene mucho del pasado, pero une en un solo lugar, al presente. En sus pasillos hay familias completas. Padres que simulan enseñar lo que ellos mismos aprenden. Parejas con cara de disgusto; han discutido sobre la ruta a seguir.

Pinturas

El vestido de flores de lys y perlas, que lleva Marie de Médicis, Reyna de Francia, en el retrato que le hizo Franz Pourbus.

El sol de Claude Gellée “Le Lorrien”

Los fondos oscuros de Valentin de Boulogne “Le Valentin”. Con ese efecto, me parece dramática cualquier fiesta o reunión que represente.


Esculturas francesas

Escultores franceses formados en Italia. Sus obras me recuerda los pliegues de ropa y la musculatura de los griegos. Son más pudorosos. Las esculturas, de manera accidental, se alcanzan a cubrir.


La Fama

Al dar con ella, por detrás, me pareció el símbolo de la libertad. De esa libertad que tanto añoramos. Si bien, el mundo ha ido reduciendo la esclavitud, el privar al cuerpo de la libertad de acción, aún no tiene la libertad de creer, de pensar.


Algunos nacieron esclavos y nunca supieron que había una forma de vida lejos del yugo. Me pregunto ¿qué camino desconozco que existe?

No alcanzo la libertad de esos caminos porque no sé en donde puedo tomarlos, es más, ni siquiera sé si existen.


La Diana y El Ángel


Tumba de Philippe Pot

Caras esculpidas completamente, sin embargo, ocultas con capuchas de piedra. Creí que eran monjes, quizá por eso me impresioné, sentí miedo.

Siempre he tenido temor a las caras ocultas, ya sea por un sombrero (presente en mis pesadillas de mi infancia), danzantes disfrazados o monjes con capucha.


Los curadores de Louvre

Estoy segura de que los mejores curadores del mundo, han trabajado para éste museo. Han encontrado la luz, el piso y fondo idóneo para cada obra.


Cupido y Psiché

De Antonio Canova. Arrebata la atención. Es tan evidente la acción única que representa. La mente, el alma, rescatada por el amor. Es el deseo egoísta que domina en nuestra vida. Que un ángel alado del amor venga a rescatar a la desfallecida psiqué.

Si los que vemos la representación de Canova, nos conmovemos, me pregunto ¿Cuáles serán los sentimientos de los protagonistas? ¿Por qué el amor decide reanimar a la mente? ¿Ella se lo pidió? O es que, desfallecida ésta, significa su propia muerte y por eso la rescata por cuestión de sobreviviencia. O es un juego eterno. El ir y venir del amor. Un juego, que divierte, tanto a un sádico amor, como a una masoquista alma.

No lo sé. Las miradas representadas parecen tan auténticas, tan llenas de entrega. Se percibe tanta pasión que, parecería, cada vez que el amor rescata a la mente, ésta siente que vuelve a nacer.


La Gioconda

En el salón donde vive, empequeñece aún más, pues las paredes engalanan grandes y majestuosos lienzos, casi siempre con un tema cristiano.


Estoy segura que me quiso decir algo. Me miró y parecía que tenía, justo para mí, un mensaje. Me moví del centro a la izquierda y abandoné la sala por la derecha y, ella seguía mirándome. Supongo que no quiso darme el mensaje porque había mucha gente. Estoy segura que no podré verla nunca a solas. ¿Acaso volveré al Museo de Louvre en nueve años y la Mona Lisa seguirá aprisionando mi mensaje?

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¡Que si! ¡Que si!

Con esta expresión, dicha al más cantao español, regreso a casita. A penas doy dos pasos dentro y mis piernas se empiezan a sentir como a los 100 metros de terminar un maratón. En el de New York me pasó eso, pero esa es otra historia… ¡ah no, verdad!

Bueno, el punto es que ya llegué. Que delicia no pensar en el tiempo, ni en transporte, ni en comer, ni en escribir y no poder, que delicia es no hacerlo ahora, y que delicia fue pensarlo en su momento.

En un muy injusto recuento diré que suelos pisé. Empezamos en Londres. JL, mi madre y yo. Madre e hija, solas partieron luego a Bruselas, Brujas y París. Volvimos por un día a Bham y partimos nuevamente a España. Allá, con la María Joaquina, estuvimos en Barcelona, Madrid, Toledo y Zaragoza.

Disfruté horrores a mi madre, a mi Joaca, a la gente y los lugares. Me faltó tiempo conmigo y con un teclado… Espero poder recuperar momentos de inspiración, al menos, espero que, mis momentos de post inspiración no carezcan de intensidad.

A pesar de esa falta de mi para mi, si tuve momentos personales. Por un lado, me llevé a pasear un pendiente académico. Debía armar lo que será mi proyecto final. Para ello tenía que revisar los temas vistos y elegir uno que me llamara la atención, para hacer en dos meses y medio, mi proyecto final. Acabo de enviar mi propuesta, veamos más tarde los beneficios de pasear una idea.

Desde Bruselas hasta París, extasiada, practiqué mis limitados conocimientos del francés. ¡Del idioma, eh! No vayamos a creer que es hora de un recuento internacional del corazón. No. ¡Bueno! Pues con lo del idioma, fui muy feliz al ver que puedo sobrevivir, y la verdad, me quedé con ganas de hablar mucho, mucho más.

Llego a casita y más que relajada, me subo en los pendientes. De entrada, en unos días, tengo examen de inglés. Luego, pues está armar el proyecto final, y por supuesto, intentar recuperar mis momentos de inspiración y plasmarlos aquí. Por suerte, sigo con mi costumbre de cargar una mini libretita. Me servirá de acordeón.