Ya arrullándome en mi cama, viendo "Viva mi desgracia" con Pedro Infante se me ocurre echar un último ojo a los medios de México. Según mis cálculos, ya habrá iniciado la mentada marcha de "Iluminemos México". Veo que, en efecto, ya comenzó, que se habla de más de 80, 000 personas y que no es en silencio, que hay gritos, consignas y mantas.
Estoy por cerrar la página, cuando veo un titular: Gilberto Rincón Gallardo falleció. Medio leo las noticias al respecto, me entero de los detalles, pero nada importa, él murió y eso me da tristeza.
Rincón Gallardo es un personaje en la historia de mi país. Fue candidato presidencial y hasta hoy fue presidente de la CONAPRED (Comisión Nacional para la Prevención de la Discriminación).
Desde ahí, desde esa plataforma, fue un defensor de los derechos humanos y "educador". Porque gracias a su trabajo, hay más gente respeta los servicios para personas con discapacidad. Porque se legisló en esta materia.
Hace unos años, no me hubiera dado cuenta de nada del tema, pero un día sucedió que no pude ir al baño de un hospital, porque éste estaba en un segundo piso y no había elevador. Otros dos, me quedé encerrada en baños de diferentes restaurantes.
¡Siempre baños! pero es que hay lugares a los que se va sola, aunque lo esten cuidando. Esos fueron unos meses difíciles y aunque sabía que al completar mi recuperación no viviría más incidentes de esos, me dolía, me dolía mucho.
Estoy por cerrar la página, cuando veo un titular: Gilberto Rincón Gallardo falleció. Medio leo las noticias al respecto, me entero de los detalles, pero nada importa, él murió y eso me da tristeza.
Rincón Gallardo es un personaje en la historia de mi país. Fue candidato presidencial y hasta hoy fue presidente de la CONAPRED (Comisión Nacional para la Prevención de la Discriminación).
Desde ahí, desde esa plataforma, fue un defensor de los derechos humanos y "educador". Porque gracias a su trabajo, hay más gente respeta los servicios para personas con discapacidad. Porque se legisló en esta materia.
Hace unos años, no me hubiera dado cuenta de nada del tema, pero un día sucedió que no pude ir al baño de un hospital, porque éste estaba en un segundo piso y no había elevador. Otros dos, me quedé encerrada en baños de diferentes restaurantes.
¡Siempre baños! pero es que hay lugares a los que se va sola, aunque lo esten cuidando. Esos fueron unos meses difíciles y aunque sabía que al completar mi recuperación no viviría más incidentes de esos, me dolía, me dolía mucho.
Y es que cuando la gente no piensa en las necesidades de la gente que tiene capacidades diferentes, discrimina, porque le impide tener acceso a servicios que otros si tienen. Porque cuando la gente desconoce cómo tratar a alguien diferente, la ciega el miedo y acaba rechazando.
Por eso, aquí en mi media noche de verano irlandés, derramo una lágrima por la partida de Rincón Gallardo. Lágrima que sabe a agradecimiento, pero también tiene un toque de que aún falta mucho por hacer en la lucha contra la discriminación. Descansa en paz y que tu legado sean sólo las bases de una sociedad incluyente.
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