El blog de Pucca está en obras. Vuelvo pronto, ya casi queda

29 septiembre 2009

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Pero si he escrito ¡Lo juro!

Parece que he pasado 26 días en silencio. Menuda mentira. No me ha parado el pico. Y de escritos, ni se diga, he escrito como en los tiempos más intensos de este blog. Pero claro, esas letras no son publicadas aquí.

Hace unos días inicié un diario, no otro blog, no, un diario. Así de cuaderno y pluma. Un cuaderno que solo servirá para escribir mis pensamientos y no mis listas de pendientes, como lo hago con mi mini libreta que habita en mi bolsa.

Al iniciarlo tuve un shock: ¿Por donde empezar cuando hay tanto fin? ¿Qué empezar a decir cuando ya he dicho tanto? Y sobre todo: ¿Qué contarle a un diario si ya pocos secretos son los guardo para mi almohada?

Mis gritos y lamentos van a parar a mis blogs, chats, conversaciones en vivo y terapias. Poco queda para que vaya a residir a mi diario. Justo ahí es donde está la razón de ser de mi diario: porque quiero hablar menos, pensar más, elegir mejor y equivocarme públicamente menos.

Varias veces me he detenido a decir cosas en este blog porque recuerdo la cara de algún lector. Soy tramposa porque, también, he usado este mismo medio para enviar mensajes que espero que reciba el destinatario, sin asumir la responsabilidad que me correspondería como remitente.

En Limerick sucedía que pensaba mucho en voz alta y siempre estuvieron ahí tres buenos amigos para aconsejarme, regañarme o ayudarme a encontrar respuestas. Hoy hace un mes que no los tengo. Ya sé, hay emails, chat, videoconferencia, telefono, etc. Pero también hay husos horarios y no saben lo que los empiezo a odiar.

A pesar de extrañar mucho a estos tres seres y las conversaciones diarias, he empezado a tomarle cariño a las conversaciones de tu a tu conmigo misma. Es una navaja de dos filos, porque lo que me responda será el resultado de mi propia historia y no de una visión objetiva, pero me estoy arriesgando.

En mi diario quedaremos atrapados yo y mis intereses, yo y mis aprendizajes, yo y mis errores, mis manías y mi ceguera.

Para todo lo demás: retroalimentación, chismes, puccaventuras, viajes nos seguiremos viendo en los medios antes mencionados. Aquí en el Lienzo espero verlos esta misma semana para contarles de mi viaje a Centroamérica y al centro de mi corazón.


04 septiembre 2009

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Si no le gusta, le damos otra

En tono meloroliquelero:

¡Si, mire!
¡Pásele!
¡Estamos manejando lo más bajo para usted!

No precios, no intereses, no niveles de grasa.

Estamos manejando niveles de 96/50 de presión arterial.

Reto a los lectores a que suelten todo tipo de noticias y agresiones ahora que la adrenalina está restringida para mi corazoncito.

Todo empezó con un:

"Que sube, que baja,
que a la reyna le duele el corazón.
Que no es el corazón,
le duele la cabeza"

Y resultó que era porque tenía la presión alta. Dediqué un rato a reflexión, meditación y cuencos tibetanos y nada funcionó. La madre le habló al cardiólogo de cabecera. De la suya, porque yo no tengo. Una pastillita y nada.

Por la noche cambian la receta y funciona. La presión arterial baja y con ella la familiar. Uno que no entiende de riesgos y complicaciones puede acostarse nomás a esperar que pase el malestar, pero cuando se tiene una madre doctora, la presión familiar aumenta.

Ahí estaba toda asustada yo, que si ya era hipertensa a mis treinta y cuatro. Tan joven y tan chacharachera. Tan cucha de otras cosas como para que me colgaran más milagritos y letras escarlatas. Asustada y enojada pasé los últimos días. Ni el twitter abrí. Facebook y Msg solo los usé intermitentemente para manifestar mis ganas de huir. ¡En fin! En un down total.

Down es lo que traía la presión sanguínea. Con las ches pastillitas para controlar quesque mi hipertensión, que parecía claramente explicable dados los últimos movimientos estratégicos en mi vida, se bloquearon los receptores de adrenalina. ¡Yo tan adicta que soy a ella! Y claro, mi cuerpo se quejó. Estuve en la pendeja. Cada medición decía menos, tanto en la presión como en los latidos. Hipotensión y bradicardia. Chula cosa.

La madre en la mañana dijo : ¡en la madre! y sugirió dejar las pastillas, más tarde el cardiologo dijo lo mismo. Que nanais de hipertensión. Que estoy sana. Que fue una crisis aislada. Que tire a la basura esas madrinolas. Que sólo le esté echando ojo a la sistólica y a la diastólica para que no se monten otra fiestecita.

Pero, como seguro sigo teniendo el efecto de las mentadas, sigo retando a que es tiempo de soltarme noticias y emociones intensas ¡al cabo que no me voy a alterar! Es toda una ganga. Aprovecha.

03 septiembre 2009

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Letras terapéuticas

Siento que te persigo a toda hora y cuando siento que estás cerca me escondo de tí. ¿Qué tipo de loca se comporta de esa manera?

Me arrullo reviviendo tu voz y amanezco rechazando tu ausencia.
Así es tenerte lejos, pasado.

Así es que lo que fue un hoy de ayer, se convierta en nada hoy y en recuerdos refritos para el futuro.


Así es vivir cerrando pasados, esperando futuros y dejando de vivir el presente. Todo para tener mejores hoy en el mañana.


Para no revivir sino tener, para no soñar sino vivir, para que nadie tenga que perseguir y para que nadie se tenga que esconder.


Por ahora no lo puedo evitar, fuiste de carne y hueso ayer, de sueños hoy y de ilusión para mañana, estás aquí sin que debas estar, sin que desees estar.

De ti tuve fuerza, la misma que me arrebatas. Hacia tí vi una luz que no supe cuándo fue alucinación o, si fue real, no supe cuándo se apagó.

Con un poco de música ésto podría ser una canción de amor que inicia con un dolor y termina con otro dolor. Que empieza con desamor, el mismo que vuelves a encontrar dos párrafos abajo.

Éstas han sido letras de media noche, nada racional, solo emociones perdidas en el camino.

Que a nadie se le reclame gritar en medio de ningún blog, porque no han sido gritos sino intentos de suspiros.