El blog de Pucca está en obras. Vuelvo pronto, ya casi queda

28 enero 2010

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Soltería a los 35

Las historias aquí contadas son producto de mi imaginación, pero sobre todo del lector. En realidad aquí no hay letras, estas son imágenes subliminales que lo llevarán a comprar medio litro de helado de chocolate, que lo ayudará a olvidar lo aquí imagino.

Resulta que tener 35 años es maravilloso. Como mujer ¡Uff más! Es una edad donde se tienen amistades bien consolidadas, donde los hermanos se vuelven compas. Nosotras dejamos de ser ingénuas y ya sabemos que el mundo no es color de rosa, pero que si nos empeñamos lo podemos poner hasta fushia, si eso quisieramos.

Yo estoy en esa edad y empiezo a descubrir lo que es tener 35 años. El martes pasado, me presenté a una entrevista de trabajo... más de 4 años fuera del mercado laboral, primero por incapacidad médica y luego por irme a vivir poquito antes de China.

Me ahorro los detalles de la entrevista pero comparto la sensación chingona de sentirme otra vez en acción. Hablar de logros pasados y de conocimientos técnicos que ahí siguen en mi cabecita, que no se borraron por falta de uso o por dar espacio a nuevos conocimientos. Me sentí lista para volver... me tomó cuatro meses, pero finalmente ya estoy lista.

El miércoles tuve una cita que me tenía, no angustiada, sino lo que le sigue. Fuí a buscar alternativas. Después de batallar varios años con un asunto llamado endometriosis y sus respectivas idas al quirófano, me enfrento nuevamente con ésto. El doc en turno dice:

- Es riesgoso volver a operar tu único ovario. Mejor consíguete una relación estable en menos de tres meses. Vienes te operamos y te embarazas.

Todo sería maravilloso si yo no estuviera en pleno tratamiento por dolor crónico en mi espalda. ¡No, esperen! No está de todos modos maravilloso eso de que te manden a buscar novio cuando aún ni firmaba el divorcio.

Ahí estaba yo sin saber que camino tomar: uno el riego de perder el ovario y con el la fertilidad, y darle la bienvenida a la menopausia a los 35 años. Otro, operarme y si todo salía bien, embarazarme de nadie, tener un hijo yo sola, justo ahora que estoy desempleada. Imposible tomar ese camino, porque mi cuerpo necesita pastillitas que no aguanta ningún bebé. Entonces ¡Ah, si!¡Claro! me agustié, huí y lloré, y así, muchas veces.

El miércoles hice algo al respecto, fuí a una clínica de fertilidad y esas cosas, a que me dieran una segunda opinión. Efectivamente, ahí estaba la endometriosis otra vez de chismosa, también dijeron que no era "nice" una cuarta mi micro cirugía en ese ovario. Dijeron otras cosas más que me dan tiempo.

Tiempo para estabilizar mi vida. Tiempo para pensar en si quiero tener un hijo. Tiempo para encontrar la manera de ya no necesitar medicina para el dolor. Tiempo para tener una pareja. Tiempo para ahorrar.Tiempo, tiempo, tiempo. Cuando las cosas no se solucionan, tener tiempo, al menos, es... tener tiempo.

Algo chído y algo menos peor... supongo que eso nos da una buena semana y todo, a los 35 años.

18 enero 2010

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Pa...uta madre

Llego a casa de mi madre y me encuentro con la noticia de que el pasado viernes 15 de enero, con el aire tan fuerte que hizo, se rompió un ventanal. Ese mismo día, me enteré que se habían caído varios árboles en la Ciudad de México por lo mismo, y el sábado siguiente supe que hasta heridos hubo.

El dato sería trivial o anecdótico sino fuera que el mismo aire que tiró árboles y gente, me andaba tirando con todo y amigas y, con todo y avión. El abordaje se dió con quince minutos de retraso, nosotras estabamos ansiosas por abordar, la Dena, Sexto y yo.

Entre la emoción de vernos y la visualización de nosotras en la arena de Huatulco nos tenía en el mejor humor de los últimos tiempos de las tres. De pronto, bajaron las pantallas del avión y nos dimos cuenta que había una cámara al frente de éste ¡Nos mostraría la pista durante el despegue! Tuvimos una razón más para emocionarnos.

Y empezó... ahí estaba la línea amarilla a seguir por el avión. Sin embargo, no avanzábamos en línea recta. Cual borrachín tratando de caminar derecho, iba cada vez más rápido y haciendo eses. De pronto, el ala izquierda, la que veíamos desde nuestra ventana se movía demasiado. Sentimos que dejábamos el piso y empezó el pánico.

En principio, creí que el estar viendo el despegue en la pantalla era lo que me había puesto nerviosa o mareada... pero ¿y los ruidos? ¿y por qué todo se sigue moviendo?

- Háblale a tus ángeles de mi, me dijo la Dena.

Mientras, yo recargada en el descansa manos izquierdo, sujetándome la frente, decía una y otra vez:

- Puta madre, puta madre, puta madre.

Las expresiones de Sexto y Dena me reafirmaban el miedo de que ahí mismo quedaríamos. Jamás en mi vida, en ningún vuelo de los diez que he tomado, había sentido algo así. No era turbulencia. Era inestabilidad, era que no despegábamos bien, era ir en contra de un aire guerrero.

Mi conciencia espiritual me decía "reza" "encomiéndate a Dios" y yo, intentaba decir el Padre Nuestro en voz alta:

- Pa... Puta madre. Pa... Puta madre. Pa... Puta madre. Pa... Puta madre.

Nada me salía más que el "Pa" del Padre Nuestro y luego, la expresión del miedo: "Puta madre".

Finalmente, el avión se estabilizó y lo que quedaron fueron las risas. Las cuales habían estado durante la escena de miedo y despedida de éste mundo. Risa de nervios, supongo. Juré no volver a subirme a un avión. Promesa que deshice dos días después, con miedo, pero la deshice.

Pasada la crisis, comenté que no me apenaba que no me había podido salir la oración que pretendía hacer. Lo pensaba, deseaba hacerlo, pero los movimientos del avión me sacudían pensamiento, memoria e historia, se venía abajo el plan y me salía solo: puta madre. La Dena sugiere que me entrene en la inconciencia para al menos decir "Santa Madre" y así, si en la siguiente si me toca entregar el equipo, moriré invocando a la Madre de Dios.

Sea así pues. Aires!!! Pa... Puta madre!!

13 enero 2010

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Mi gran peque

Las despedidas no siempre son dolorosas. Hoy viví una que más que dolor tiene esperanza. Una esperanza que no viene de los hechos futuros sino de la mirada tranquila de quien se marcha y del corazón tranquilo de quien se queda. Los hechos siempre pueden cambiar pero la confianza que en ella tengo, no.

Habrá días en que extrañe su voz y su presencia, incluso, ahora lo hago. No es que me de gusto su partida, lo que pasa es que a María Joaquina no la tienes que tener diario para disfrutarla. Un poco de ella es mucho para mí y para todos mis compañeros.

Este año aprendí algo de ella. Que no es nada nuevo, es muy de ella, pero hasta ahora me atrapó. Ella ve pasar y capotea cuando alrededor se habla de la gente. De conocidos y desconocidos, de familia y vecinos, ella es noble y no ensucia a nadie con sus palabras. Se hable de sospechas o de hechos, ella calla. Eso es sólo una minúscula muestra de lo que en ella es enorme: la prudencia.

Yo quiero aprender a ser un poco como ella. Un poco, nada más, porque sino tendría que cerrar blogs, cuenta de Twitter y cerrar más mis círculos de amistades. Lo más apanicante es que tendría que cerrar la boca. Hasta eso, de quien más hablo, es de mi. No, no, tan como ella no quiero ser, se acabarían un par de encantos que tengo. Es más, creo que no podría... ese don se da o no se da.

La Joaquina es prudente como poca gente conozco, por eso, esta vez que vi a mi hermana menor, fue mayor mi admiración a ella.

07 enero 2010

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Nope

No habías pensado en mí
No habías deseado hablar conmigo

No te había yo hecho falta
Si es así, que sea más tiempo.

Que seas tú
El primero en encontrarse bien sin mí
Que en tu espacio no haya lugar para recuerdos con mi nombre

Que de tu lado haya menos de mí
Para, así

Tener menos yo aquí de tí

Cada día menos, que hoy, al menos.




Fotografía tomada sobre la carretera Cortazar-Salvatierra